viernes, 8 de mayo de 2009

El Motor Inmóvil

En el año 2007, decidí después de mucho tiempo coger mi "super equipo de acampar" y arrancar con un par de amigos rumbo al Parque Nacional de los Nevados...

Esa vez ya habíamos acordado con Biri y Sam darnos una vuelta por Salento e ir hasta Estrella de Agua, nos reunimos en la casa de Sam en horas de noche, jugamos un rato Wii y terminamos de empacar nuestras provisiones de alimento (entre ellas la comida de hámster que nos dejó la novia de Sam), de ahí salimos al terminal de transportes de Bogotá rumbo a Armenia. Contábamos con que la familia de Sam vivía allá y nos sería fácil organizarnos mejor antes de la salida.

No sabíamos lo que nos esperaba, pensábamos que todo sería más fácil y de hecho lo habría sido con una mejor preparación.

En la mañana del día siguiente llegamos a Armenia, dejamos las maletas en la casa de la abuela de Sam y nos fuimos al centro a comprar unos ítems faltantes para la travesía. Ya en el centro Sam y Biri compraron machetes y sombreros (se antojaron porque yo llevaba de los dos) y compramos platos y una base para matera (yo pensé que nos sería utilísima para cocinar), de ahí tuvimos que buscar quien afilara los machetes ya que los venden sin filo y terminados en una "selecta" zona de la cual preferimos huir antes de que nos atracaran, lo único que pudimos hacer fue comprar una lima y afilar los machetes por nuestra cuenta.

De regreso en la casa de la abuela de Sam amarramos todo como pudimos y nos fuimos a descansar en un lote vacío de la propiedad de Sam, armamos la carpa en la oscuridad y a dormir (acá hay otro episodio pero prefiero no contarlo por ahora jajaja XD).

Al día siguiente nos levantamos temprano, saludamos a unos familiares de Sam que vivían cerca y cogimos una van con rumbo a Salento. En la van conocimos y hablamos con una niña llamada Juana quien junto con su hermano también iba a subir a Estrella de Agua, quedamos entonces de encontrarnos después para subir todos pero nunca nos contestó el celular así que seguimos solos.

En aquel entonces parecíamos cualquier cosa menos montañistas, a continuación una rápida descripción; maletas de colegio, bolsas colgando a los lados que iban de aquí pa'lla y de allá pa'ca, unos sleeping que hubiera sido mejor haber llevado al hombro la cama completa porque eran extremadamente pesados, machetes al cinto, sombreros, base de matera, olla quemada amarrada y dos mochilas llenas de cosas varias.

En Salento almorzamos una deliciosa trucha al ajillo (si van coman, me atrevo a decir que es la mejor trucha de Colombia) y dimos una vuelta por el lugar, esto hizo que se nos hiciera "un poco tarde" para salir hacia el Valle de Cocora así que cogimos un Willis, pagamos el cupo completo sólo entre los tres porque a esa hora no iba nadie más, aquí realmente comienza la aventura.

Después del recorrido desde Salento, llegamos al Valle de Cocora y empezamos con nuestra caminata, a mitad del camino ya estábamos muertos pues tanta cosa colgando y tan mal organizada en nuestras espaldas demandaba un mayor esfuerzo de cada uno de nosotros. La gente que nos veía se reía sin disimular ni un poquito pero es que era lo menos que podían hacer ante semejante espectáculo (los tres con semejante trasteo, sombreros y machetes al cinto jajaja XD).

En el camino nos encontramos una pareja que venía caminando desde hace varios meses por el país (o al menos eso fue lo que dijeron), y al vernos en semejantes condiciones se ofrecieron para ayudarnos a cargar parte del equipaje. Los paisajes que se ven en esta parte del recorrido son ¡severos!, muchas palmas de cera altísimas y un cielo, por esa época, muy despejado.

A eso de las 5:00 de la tarde llegamos a la entrada de un lugar conocido como "Bosque de Niebla", aún había luz pero no sabíamos cuanto nos podríamos demorar hasta el siguiente punto; "Acaime", teníamos pocas opciones pero Biri se adelanto y dijo de forma confiada "entremos que es posible que encontremos donde armar el campamento", a nadie del grupo le pareció una buena idea así que decidimos esperar a que empezara a caer la noche para acampar en un lugar prohibido (fue la mejor opción que pudimos haber tomado). Llegada la noche, cada grupo ya estaba en su respectiva carpa, pero como aún era temprano decidimos ponernos a conversar y a tomarnos unos tragos de vodka o "valentía" como algunos lo llaman. Nos tacaba ser muy sigilosos para poder pasar la noche desapercibidos. En un momento de la noche empezaron a aparecer cientos de estrellas, para un habitante de la ciudad esto es muy reconfortante, ya que el smog (smoke + fog) nos ha quitado el privilegio de ver semejante espectáculo. Pasado un rato cada grupo se fue a su carpa y a dormir.

Al día siguiente nos levantamos temprano, recogimos todo y seguimos con nuestro recorrido, no internamos en el Bosque de Niebla para poder llegar a Acaime, durante esta parte del recorrido uno está en compañía de muchas aves, plantas, insectos y un riachuelo de agua fría, el camino está muy bien delimitado y señalizado.

Luego de una jornada de caminata al fin llegamos a Acaime, allí fue donde nos dimos cuenta que la mejor opción fue no habernos adentrado en el bosque el día anterior, ya que el recorrido fue de más de dos horas, habríamos llegado tarde y además caminar en la oscuridad bosque nos habría complicado bastante las cosas. Acaime es un lugar lleno de flores y colibríes allí los viajeros son muy bien atendidos y uno se puede tomar una aguapanela con queso por una módica suma de dinero.

En Acaime tomamos algunas fotos (que por cierto se perdieron en el celu de Sam, gracias Sam) y seguimos con el recorrido. Cada vez bajaba más la temperatura y el clima se tornó lluvioso, esto hizo que la pareja que nos acompañaba tomara la decisión de no seguir adelante ya que no tenían sobre carpa y sabían que si esa noche llovía se les inundaría la carpa. Así que nos despedimos y continuamos los tres.

En el camino seguimos admirando todo lo que nos rodeaba, de vez en cuando parábamos a descansar un poco y a comer o beber algo. Más adelante llegamos al "Mirador", subimos y observamos un gigantesco hermoso paisaje lleno de vegetación, en estos lugares es en los que uno se da cuenta la minucia que uno representa en el planeta, un buen lugar para reflexionar y hacer las paces con uno mismo...

Bajamos del mirador pues era tiempo de continuar en marcha (acá me gané otro punto para la nominación de un título que nos disputábamos jajaja). Unas cuantas horas después a Sam se le desamarró el sleeping y se le cayó por una pendiente de unos 7 metros, la operación rescate fue muy divertido, incluyó cuerdas y escenas de riesgo (XD). Pasado el incidente con el sleeping y luego de otro tramo al fin, ¡llegamos a Estrella de Agua! (3170 m.s.n.m y 9.1 Km desde el Valle de Cocora), pero nos llevamos una gran sorpresa al ver que lo alguna vez fue un chalet para campistas estaba en ruinas, ya que algún grupo insurgente lo había quemado en el año 2006. Allí almorzamos y descansamos un poco. El lugar se encuentra muy sucio ya que muchas personas dejan su basura en la casa abandonada, de Estrella de Agua puedo decir desde mi punto de vista que es un lugar tenebroso, tiene una energía extraña y un ambiente pesado, además las paredes de la casa están llenas de símbolos satánicos, lo cual no me agradó mucho.

Por un momento pensamos en pasar allí la noche, pero fue entonces cuando llegó un grupo de unos 10 campistas a los cuales les preguntamos si más adelante podíamos encontrar un lugar donde dormir, ellos nos dijeron que si, y que ellos iban a ir hasta allá, pensamos - nos podemos pegar a esta gente y que nos guíen -, pero como se veían experimentados, tendrían mucho mejor paso que nosotros así que decidimos ir adelantándonos. La siguiente parte del camino, tiene un riachuelo con más caudal que el primero y en muchas partes siguientes el piso tiene mucha agua estancada que dificulta el paso, tras atravesar todo eso llegamos al Páramo Romerales, allí, estábamos seguros de que encontraríamos donde pasar la noche, pero no fue así, solo habían plantas espinosas, montañas rodeándonos y algo de neblina, decidimos esperar al dichoso grupo, pero con el pasar del tiempo nos dimos cuenta de que no subirían, se estaba oscureciendo, ya estábamos lejos de Estrella de Agua y más adelante del camino no sabíamos con que nos podríamos encontrar. Empezamos a buscar donde armar la carpa pero todos los espacios eran muy reducidos... Al fin encontramos un espacio preciso, y cuando digo preciso lo digo en toda la extensión de la palabra, armamos la carpa y a "dormir", esa noche fue la peor de todas estaba haciendo mucho frío, estábamos lejos de algún lugar seguro y con los antecedentes de lo ocurrido en Estrella de Agua, sabíamos que era una zona de riesgo por la presencia de grupos armados.

En un momento determinado escuchamos unos pasos que rodeaban la carpa, todos estábamos cagados del susto porque no sabíamos que había allá afuera, cada uno cogió su respectivo machete y nos preparamos para lo peor, tendríamos que salir de la carpa y ver que pasaba, Sam se ofreció a salir de primero mientras nosotros lo respaldábamos, corrió la cremallera de la entrada y... ¡Nada!, no había nada, al parecer sólo había sido el viento jugando con nuestros nervios, después de ese incidente Biri nos pidió que lo dejáramos dormir en la mitad, todos estábamos atemorizados.

Al día siguiente y después de una larga noche, con el primer rayo de sol me levanté y desperté a Biri y a Sam, no quería estar en ese lugar ni un minuto más, recogimos nuestras cosas y empezamos nuestro camino de vuelta.

La bajada fue mucho más fácil y rápida llegamos a Salento en la tarde, dimos una vuelta por el pueblo, compramos cosas, subimos al mirador del pueblo, tomamos forcha y regresamos a Armenia donde me comí una hamburguesa grotesca. Luego nos fuimos a caminar por el sector y cual fue nuestra sorpresa al ver a Juana en un restaurante (si, Juana, la niña de la van), le preguntamos porque se nos habían perdido y nos contó que sólo habían subido hasta el mirador (aunque nunca nos dijo porque no nos contestó el celular), ese día estuvimos con ella y otras personas dando vueltas.

Sam debía regresar a Bogotá esa noche porque tenía pendiente algo, así que nos despedimos de Juana y nos fuimos al Terminal, Biri quería quedarse un poco más pero yo estuve de acuerdo con Sam en irnos de una vez, cuando llegamos al terminal nos informaron que por ese día ya no saldrían más viajes a Bogotá, Biri propuso regresar con Juana pero Sam y yo sabíamos que si volvíamos no viajaríamos por aquello de un posible guayabo. Así que nos quedamos ahí. Juntamos todas nuestras cosas y nos acostamos encima a dormir mientras salían de nuevo los buses pero las cosas no fueron tan fáciles, un celador nos llegó con el cuento de que ahí no podíamos dormir, Biri se levanto furioso y empezó con una "protesta pacífica" que consistía en -si no puedo dormir voy a caminar- y comenzó a a caminar como un loco trazando rectángulos, el celador no sabía que hacer, no le podía prohibir caminar por el terminal, yo para amenizar el rato saque una guacharaca que llevaba y me puse a tocar y a cantar con Sam, así pasaron las horas hasta que salieron de nuevo buses y pudimos regresar.

Aquí acaba esta historia, esto nos dio pie para seguir viajando y conociendo más lugares, próximamente les contaré...

Mario.